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Existe una distorsión en la educación emocional que estamos facilitando a los niños y deviene de las reacciones primitivas que tenemos los adultos. Acaso, ¿nosotros hablamos de SER HUMANOS?

Hoy, es real que, los alumnos son del siglo XXI, los maestros del siglo XX y el sistema educativo del siglo XIX. ¿Y los padres de qué siglo somos?.

Asimismo, no sabemos qué situaciones del mundo tendrá que atravesar un niño dentro de 20 años; al igual que nosotros no sabíamos que iba a pasar hoy, cuando éramos pequeñxs. Así por ejemplo, hay veces que los padres de hoy obligan a sus hijos a estudiar inglés cuando a estos hijos no les gusta. Estos preferiría estar jugando con agua, o con el patinete, o mirar dibujos animados en la TV. Hoy, sabemos que el inglés es el idioma universal, ¿pero qué pasará dentro de 20 años?, ¿y si renace el chino o el portugués?. En consecuencia, la pregunta aquí sería ¿por qué conferir a los hijos deseos propios no cumplidos?, ¿por qué “obligar” hoy si no sabemos qué idioma se usará mañana?. Y para todo ser humano, incluyendo los niñxs, es tan gratificante poder hacer lo que uno ama/desea hacer!

Lo que sí sabemos con toda seguridad es que lxs niñxs van a tener que tomar decisiones. Y para ello necesitarán distinguir qué emociones usar en cada caso para no hacerlo de manera automática.  

Y en este punto, cuando hablamos de “momentos de explosión con reacciones primitivas, básicas, rústicas…”, es menester recordar la película argentina #RelatosSalvajes, ganadora del premio Goya como Mejor Película Iberoamericana y participante de 52 candidaturas más. Acaso, ¿han aprendido a SER humanos? porque ni los animales tienen el instinto de la venganza, combate, condena, subvaloración que aparecen en esos personajes cinematográficos en situaciones extremas.

La clave siempre está en cómo interpretamos las cosas, nuestro modo de ver. La base de un pensar no reactivo está en la madurez y en la capacidad de gestionar nuestras propias emociones. Los orígenes son bien tempranos, desde niños, a través del juego imaginativo y cuando imitamos las actitudes de nuestros padres, abuelos.

Con IMITAR no nos referimos a copiar lo físico, aquello que hacen los padres, por ejemplo, mamá cocina, hijo quiere cocinar. Sino mas bien nos referimos a copiar aquellas actitudes, modos, reacciones. Por ejemplo: viene un vendedor a casa y mamá le dice gritando: “Basta, no quiero que me molesten más!, estoy cansada de vendedores” y dá un portazo!. ¿Qué está enseñando mamá a su hijo? que, cuando algo no se adecúa a lo que necesita o quiere, hay que gritar, agredir.

¿Qué son esos gritos de furia?

Las emociones son impulsos que nos llevan a actuar, no son buenos ni malos, todas son necesarias, pero, algunas pueden ser destructivas y dañinas, y ser trasladadas al cuerpo a través de enfermedades. 

Daniel Goleman, el psicólogo y divulgador de la Inteligencia Emocional, establece que las emociones que sentimos de forma más primaria, y en nuestro entorno familiar, son la IRA, la TRISTEZA, el MIEDO, la ALEGRÍA, el AMOR, la SORPRESA, la AVERSIÓN y la VERGÜENZA.

  • la IRA (enojo, rabia, cólera)
  • la TRISTEZA (pesar, nostalgia)
  • el MIEDO (cobardía, temor, susto)
  • la ALEGRÍA (risa, gozo, satisfacción)
  • el AMOR (afecto, cariño, pasión)
  • la SORPRESA (asombro, admiración)
  • la AVERSIÓN (resentimiento, asco) 
  • la VERGÜENZA (timidez, opacamiento).

Un niño, además de saber gestionar las emociones, deberá comprender las bases de la resiliencia, flexibilidad, adaptabilidad, cooperación, colaboración y el sentido de pertenencia hacia el bien común. El cultivo de dichos conceptos comienza con el amor, la paz y la coherencia que reina en el hogar y en las salas de educación inicial.

Como padres, educadores, sociedad ¿Estamos preparados?; ¿Somos conscientes de ésta nueva generación?; ¿Sabemos que nuestros hijos son producto del estado de presencia, autoestima y accionar de los adultos?; ¿Aprenderemos a SER humanos?

Si deseas conocer mas acerca de las emociones y como trascender aquellas que desgastan tu energía, puede interesarte leer «Como transformar las emociones«