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Si me pides pensar en una metáfora, me imagino la vida como un parque de diversiones. 

Nos propone jugar, reír, llorar. 

Hay momentos de enfrentar subidas y bajadas como una montaña rusa, momentos amargos y dulces como un copo de nieve, momentos de perderse en laberintos con espejos. 

Hay sacudidas, adrenalina, vértigo, gritos y momentos de cagarnos bien en las patas. 

Por esta razón, como seres humanos necesitamos tener herramientas para poder entrar a ese parque de diversiones y disfrutar. Disfrutar Mucho.

Hoy comparto contigo EL TRIÁNGULO DRAMÁTICO; ¡vaya nombre!. Ideal para asociar con ese juego que se llamaba «El tren Fantasma». ¿Recuerdas? 😂

(que por cierto, yo entré una sóla vez en mi vida y con eso fué suficiente🥺😱) 

Esta herramienta, también llamada El Triángulo de Karpman, es muy reveladora y ayuda en la relación con los demás. Nos muestra los distintos roles psicológicos que adoptamos cuando interactuamos con el resto de individuos de nuestro entorno y cómo hacer para que estos sean saludables.

Tal cual vemos en un parque de diversiones, estarán presentes el rol de víctima, el de ayudador y el de perseguidor.  

¿De qué se trata?

Es frecuente ver que algunas relaciones son felices y armoniosas y otras tensas y conflictivas. Algunas relaciones son cálidas y otras distantes, algunas afectuosas y otras vacías. Algunos vínculos permite que saquemos lo mejor como personas, y otras lo peor. Y un sinfín más…¿Por qué?

Todas estas respuestas las encontramos en El Triángulo Dramático. Este describe diferentes estados del yo, o subpersonalidades que tenemos los seres humanos, y se corresponden con tres roles, conocidos como Perseguidor, Salvador y Víctima.

La idea de usar el triángulo dramático de Karpman es tener más conciencia de uno mismo. Nos ayuda a identificar qué posición adoptamos con más frecuencia cuando interactuamos con los demás para, por un lado, ir poco a poco modificando esa conducta, y por el otro, no entrar en los juegos psicológicos de otros con el fin de impulsar relaciones saludables.

Características de cada rol.

Perseguidor (o provocador): 

Necesita que le reconozcan su autoridad.

Busca los puntos débiles de los demás para poder sacarlos a relucir. 

Su objetivo suele ser acusar, castigar, culpar o reprochar los errores que cometen los demás, cómo poniéndolos a prueba de forma continuada en el tiempo.

Salvador ( o rescatador);

Necesita que la necesitan. 

Ofrece ayuda falsa para crear lazos de dependencia. (Nadie se lo pide)

Su objetivo no sólo en satisfacer las necesidades de cualquier persona si no que hasta son capaces de adaptarse a las mismas, solucionando problemas que ni siquiera se han producido. 

Víctima: 

Necesita reconocimiento y compasión permanentemente.

Se queja, más allá de todo lo que pueda tener. 

Su objetivo es que los demás solucionen sus problemas.

Suelen creer que todo lo que les pasa es injusto y que no pueden pero tampoco quieren, por lo general, hacer nada para cambiar las cosas. 

¿Cómo hacer para salir de ese triángulo?

Es posible salir de ese triángulo y transitar en el camino de la evolución personal. Por supuesto, requiere tiempo y dedicación.

1.- detectar el tipo de rol que se adoptamos, además de intentar averiguar cuántas veces nos colocamos en el mismo.

2.- intentar ejercer otro rol que nunca hayamos hecho. Y para eso, es necesario adquirir nuevos patrones de conducta:

Por ejemplo, si ejercemos:

  • el rol de Salvador, habrá que dejar espacio a los demás para que se muevan, se equivoquen y resuelvan sus cosas por sí mismas.
  • el rol de Perseguidor, debería evitar criticar y comparar sus conocimientos con lo que saben los demás. 
  • el rol de Víctima, tendrá que aprender a hacer cosas por sí misma.

3.- Establecer pautas para evitar caer en errores pasados.

¿En cuál rol te ves más?

Te confieso que yo tengo un poquito de víctima 😫

Abrazo cálido, Laura

Marketinera y Fundadora de WOWness.-