Hoy, el trabajo constituye un aspecto esencial en la vida de nosotros como seres humanos.
México es el país donde más se trabaja con 2225 horas anuales, según un análisis de OCDE publicado en la BBC, la jornada laboral ocupa el 80% del tiempo en el que estamos despiertos y es equivalente a 8-9 años de nuestra vida económicamente activa, según un informe de la revista Muy Interesante.
Además, nos han educado que el trabajo dignifica, que siempre se debe conseguir el dinero con trabajo y “el trabajo es esfuerzo”. Por lo tanto, encontrar el equilibrio adecuado entre las horas dedicadas a “trabajar” y las horas dedicadas a “No trabajar” es un gran reto a atravesar.
Si ponemos en marcha una encuesta a distintas personas seguramente encontraremos distintas opiniones acerca del significado que tiene el trabajo para ellas, también, seguramente, será diferente en función de la etapa en el que se encuentre de su vida. En algunas ocasiones, podrán sostener que sólo es un medio para conseguir dinero y subsistir; otras ocasiones, es la llave para cumplir un sueño (de status, de estabilidad, de realización personal, etc.); otras veces, es la tortura de cada día hábil; y otras, es la forma de disfrutar aquello que uno hace con gusto.
En mi caso, sueño con un mundo donde todas las personas veamos al trabajo como una hermosa oportunidad de crecer y evolucionar, y no un mero “trabajo”, que “traba” “para abajo”. Confucio, filósofo y sabio chino, hace siglos (500 a 400 antes de Cristo), anticipaba “Encuentra un trabajo que te guste y nunca en la vida tendrás que trabajar”. Y, a éste punto me gustaría llegar.
El trabajo está inherentemente e intrínsecamente ligado al desarrollo humano. Pues bien, desde la perspectiva de desarrollo humano, es un canal de participación en la sociedad, proporciona seguridad e ingresos para poder vivir. Además, es “el medio para dar rienda suelta al potencial humano, a la creatividad, a la innovación y al imaginación. Y es esencial para que la vida humana sea productiva, útil y significativa”.
Y aquí me detengo en esta frase y reitero: “el medio para dar rienda suelta al potencial humano, a la creatividad, a la innovación y al imaginación”. Acaso, ¿no crees que nos hemos olvidado de este maravilloso concepto hace tiempo?.
En este sentido, las nuevas generaciones están cambiando. Decae el concepto de “trabajo como esfuerzo” y van en busca de su bienestar y el medio que proporcione un equilibrio con su vida. Los Millenials y la Generación Z están muy alineados con las 5 cosas que las personas no deben abandonar por trabajo: la salud, la familia o amigos, la cordura, la identidad y los contactos, tal como identificó Forbes, la revista de negocios más leída en el mundo.
Leer más acerca de estas nuevas generaciones en la nota Millennials y Gens Z: Una generación disruptiva.
Asimismo, estas generaciones son las que más emprenden. Los emprendimientos florecen cada vez con más fuerza pues otorgan el espacio de hacer aquello que uno ama hacer, nutre el alma e impulsa la energía de un corazón en expansión, aunque también requiere el desarrollo de habilidades como la gestión del tiempo, la planificación de tareas, eliminar las creencias limitantes, entre otras.
“La pasión” por una actividad laboral es la clave. Conocer “tu misión” en la vida es el camino. Y, asimismo, tener el “coraje” para tomar acción y hacer aquello que susurra cada corazón e intuición, son los facilitadores.
Pasión es amor a las cosas. Crecemos con desorientación. Desconocemos qué es la misión de vida, aquello que amamos hacer y también estamos desorientados en nuestra vocación. Encontrar una actividad que genere pasión es tarea algo compleja. Las escuelas y universidades no enseñan sobre esto.
Es importante distinguir que todo parte de ti mismo. Si te amas, también amaras cada cosa que hagas y sobretodo amarás la vida. Por ejemplo, te veras sonreír y disfrutar cuando riegas una planta, o manejar una locomotora, o caminar a la par de una niña pidiendo monedas, o estar frente a un escenario con miles de personas.
Quizá te parezca descabellado lo se.
Quién tiene un para qué de forma natural llega el cómo.
¿Qué concepto tienes del trabajo? Crees que sin un «Para Qué», sin una pasión, el trabajo «traba» «para abajo»? Deja tu comentario, me encanta saber tu forma de ver.
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Un abrazo, Laura.
Marketinera y Fundadora de WOWness.-